Libertad

Pa La Bra

Abre camino al soltar, tan delicioso resulta vislumbrar el otro lado de la pared.
Voy a saltar, vengo saltando hace muchos siglos.
Pero este salto está empapado de nuevas posibilidades.
Aquí los pájaros están cantando y comiendo, engordan su vuelo.
En invierno su plumaje se multiplica.

Claro ! 

Azules y verdes me insinúan saber el secreto.
En mi vida se pintó de color Tabú y Escorpión.
La trampa está aquí y lo desconocido, también.

Yo quiero que me muerda la nada, desplegar mi siendo en su morada y hacerle el amor a todos los colores.

Cuando era niña mi madre me arropaba antes de irse, se esfumaba ante mí su imágen y debía inventar un sostén.
A esos 4 años les regalaba la calle de barro mojada, los cascarudos y caracoles.

Allí conocí al -Invento- y tomé como herramienta hasta el día de hoy, 27 años.
Mañana 17 de junio es el cumpleaños 19 de mi hermano, que a los 7 años re-inventó su forma, murió en carne y ahora habita quien sabe donde.
Y también se cumplen 12 años de aquel día.

Inventé la resignificación de su vuelta y todo lo que nos atravesó, la enfermedad que me debilitaba y la violación a la inocencia.
Ahora observo el tren, me subo a él, observo, me enojo y sonrrío.
Cuán tergiversado puede estar el presente, que en modo automático se nos programa en sufrimiento.

 La cultura del dolor nos concibe, ahorita le observo y cebo un mate.

 Cuando las crisis claustrofóbicas aparecen, les canto, les lloro, les camino, les abro y cierro mis manos, roto mis codos,  enciendo palo santo y velas.

A mis crisis les encanta el misticismo y yo se los ofrezco con respeto y cariño, les veo tan inmaduras, tan pequeñas y revueltas, se abruman, la marea las enceguece.

El calor de una canción les calma, acaricia y aclara.
Hasta que el -darnos cuenta- nos re-inventa una vez mas y vuelve a fundarles a través del 7 una oportunidad de parto, duelo y amor.

En mi relato no hay mentira, es la no poesía de la misma, el negativo revelado, el acertijo dentro de la pregunta contestada.
Esa soy yo, me reconozco allí.

Y las fichas que caen, esas verdades que formaron parte de lo que como niña y adolescente caminé, les miro de frente a los ojos, les ofrezco mi psiquis y corazón, les canto desde la contemplación.

Quien fué mi padre?
Cuál es mi Identidad?
Quienes fueron mis madres?
Quien es la mía?
Que significó la soledad y el hambre?

Soñé con las raíces de un árbol gordo y enorme.
El bambú de mi niñez.
Entonces casi se muere mi madre, otra vez. 
Entonces se activó nueva y vigorosa en mi mente el -Invento- y
 vislumbré las preguntas que acontecían mi emocionalidad.

Que vulnerable fuí.
Gracias vulnerabilidad.

No pretendo ni deseo ese pensamiento vacío que nos hace perseguir las enaltecidas 
"emociones positivas".
Son lo que siempre fueron, lo mismo que las negativas, márqueting del juego maqueta que nos venden y tan acartonada felicidad, compramos.
Porque somos mucho más que eso.
Sucede que al estar vedado el presente por distintos agentes nos creemos la idea tan pequeña del conformismo y bienestar colorido con nostalgia histórica.

Hay algo, un pre-sentimiento, una -Intuición- que se enciende y apaga como alarma en el positivo del instante, se recrea como toda la humanidad, lo que vive y lo que no vive.
Detrás de la vida y la muerte.

Y murmura y grita y canta: Libertad. 


Ariell Carolina.




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