y otro no comprenderlo

Hoy recordé lo que en noviembre del 2018 me había propuesto, pero que por una u otra cosa, quién sabe, creo que lo sé, no lo sé, lo olvidé y ahora estoy más que segura de que tengo que hacerlo.
Para quien me lea, que será de mis propias letras?
un miedo muy muy muy profundo que a lo lejos parece casi invisible, casi imperceptible, casi como que no queda nada de él, casi como que se ha ido, y cuando menos lo esperaba, acá está de nuevo.
Pero a mi, a mi no me encuentra la misma, yo estoy como recién levantada, con la cara limpia y un olor a rosas que ni te cuento, pa´ qué? si ya te debes imaginar, si me conoces cuando me salgo de duchar.

La hora del reloj que nunca me regalaste está clavada en mi mente como un recuerdo ácido que permanece, quiero decirle que se quite de mi camino, y es que con las palabras no alcanza.
Ni con los hechos ni las acciones, no alcanza.

Y quizás, qué palabra que me gusta tanto, que me representa, que contiene el punto justo entre nostalgia y pereza, entre recuerdo y olvido, entre tomarlo o casi...
y es que quizás así me siento, tan quizás cuando llegan estos tiempos.
Revuelvo el té y pienso en porqué.
Tomo un sorbo y creo que lo tengo.
Lo anoto, estoy algo constipada de lágrimas, tengo estreñido el entrecejo, pero me gusta leer y leerte, leernos, darme cuenta, reírme solo un poco y otro no comprenderlo.



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